El viernes 30 de mayo, un grupo formado por 105 viajeros y dos guías, se trasladó muy tempranito hasta el aeropuerto de Jerez desde donde se voló al aeropuerto de Hamburgo. Sin necesidad de recoger maletas, tomaron los autobuses que los estaban esperando para llevarlos al puerto de Kiel; allí, una vez realizado el registro, pudieron embarcar en el Costa Diadema y comenzar a utilizar los servicios de la embarcación: comedores, bares, cafeterías, actividades de animación, gimnasio, jacuzzi, …
Nos había tocado el segundo turno para las cenas, por lo que cada tarde nos permitía disfrutar del espectáculo programado en el teatro del barco. Espectáculos muy variados y entretenidos, incluso hubo un concurso de Karaoke donde una de nuestras compañeras quedó finalista. Después de las cenas, que es el único momento donde podíamos coincidir todos, participábamos en actividades diversas, en este lugar es difícil aburrirse. Y aquellos que preferían la tranquilidad, disponían, en su camarote, de su terracita-balcón particular.
El sábado 31, llegamos a Copenhague, allí se nos dividió en tres grupos para hacer las visitas a Roskilde, antigua capital danesa (catedral y museo de los barcos vikingos) y la visita panorámica a Copenhague.
El siguiente día, fue completo de navegación. Con tantas actividades y con tanto pasajero, fue difícil coincidir con los compañeros. Así que en la cena nos volvimos a encontrar y poner en común lo que había deparado la jornada.
El lunes 2 de junio, pasamos una espectacular madrugada, en ningún momento se hizo totalmente de noche y desde las 3 de la mañana el barco comenzó a entrar por el fiordo de Geiranger declarado Patrimonio de la Humanidad. A la altura de Hellesylt el barco navegó lentamente para que pudiéramos contemplar y fotografiar la gran cantidad de bellas cascadas y las rocosas y altas paredes que nos rodeaban.
Una vez atracados, nos desplazamos en autobús por carreteras sinuosas hasta la cima del monte Dalsnibba. Entre montañas, glaciares, cascadas y pueblos. Cuando llegamos arriba nos sorprendió una copiosa nevada.
El martes 3, atracamos en Bergen; donde la mayoría bajó del barco a patear la ciudad, ya que la visita panorámica estaba programada por la tarde.
El miércoles 4 de junio, llegamos a Stavanger y era el último para realizar actividades fuera de la embarcación. En esta ocasión teníamos dos opciones, una para los más tranquilos que consistió en un paseo en barco por el Lysefjord. La otra, para los más atrevidos, fueron en busca del Preikestolen, el vertiginoso «púlpito de roca» que cae en picado sobre el Lysefjord.
El jueves 5, lo dedicamos a disfrutar de las distintas instalaciones del barco, ya que fue todo el día de navegación.
Por último, el viernes 6 nos tocó el regreso, día duro, ya que muy temprano comenzamos el desembarco en Kiel, traslado en bus a Hamburgo, vuelo a Madrid y allí, de nuevo en bus hasta Atocha para tomar el AVE a Sevilla donde nos esperaban los autobuses para las distintas localidades de la Bahía. (No nos faltó ningún medio de transporte)