
Después subimos hasta la Puerta de La Segur, donde nos dio una extensa explicación sobre Juan Relinque y las Hazas de la Suerte y lo que todo esto significa para Vejer.
Después de hacer la visita a Alcalá de los Gazules, Juana Duarte se ofreció a enseñarnos su pueblo. Esta vez lo quisimos hacer diferente y decidimos hacerlo por la tarde-noche.
El grupo no muy numeroso, fuimos 29 personas, empezamos la visita en la Corredera, desde donde se divisa un precioso paisaje. Juana nos empezó haciéndonos ver lo que nuestros ojos no veían: esa manchita blanca era Medina, esa especie de helicóptero era Alcalá y otros detalles curiosos.

De allí nos fuimos a la Iglesia Mayor de El Salvador, magnífico monumento histórico y artístico. Muy cerquita de la iglesia, Juana nos llevó a visitar la Casa de los Castrillón, Pili nos la enseñó con mucho cariño y pasamos al jardín donde se contemplaba una estampa única del blanco caserío de Vejer.


Esta casa está construida sobre los terrenos del antiguo Convento de las Concepcionistas, hoy convertido en Museo y en él vimos los actuales bombos de las Hazas. Allí, además de la guía del Museo, nos recibió el representante del Ayuntamiento que nos dio la bienvenida en nombre del Alcalde.
Junto al Convento se encuentra uno de los lugares más conocidos de Vejer, el Callejón de la Judería, con unos arcos, a modo de arbotantes, que han sido inmortalizados por el pintor Francisco Prieto en el cuadro “Las cobijadas” que se encuentra en el Museo de Cádiz.
Desde allí nos fuimos a la Peña Aguilar a tomar unas tapas, que estaban muy ricas y terminamos la cena con la visión de un vídeo realizado por el hijo de Juana y con el que pudimos hacer el preceptivo repaso de todo lo aprendido. Se notaba que la visita estaba preparada por una maestra.
Al terminar la cena, aparecieron dos cobijadas que nos acompañaron al encuentro de los Marimantas, Jose y Pedro, que nos hicieron pasar una noche muy agradable y distinta. Jose nos fue contando historias y leyendas de Vejer, pero no sólo contando sino cantando y acompañado a la guitarra por Pedro.
Recorrimos todo el casco antiguo, entramos en un precioso patio y también en el Castillo. El marco de estas actuaciones no podía ser mejor, las callejuelas de Vejer y un silencio absoluto.
A medianoche, como en el cuento, acabó la visita. Una noche inolvidable.
!Gracias Juana!

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