Con la Sauceda el dicho de “a la tercera va la vencida”, por lo menos para los senderistas de AGAJUDO, será “a la cuarta va la vencida” porque ha sido al cuarto intento cuando hemos podido disfrutar y bien de este paraje.
Salió bien hasta los horarios, incluso con algún adelanto.
La mañana amaneció ventosa y se preveía que por la zona soplaría fuerte el levante, pero al adentrarnos en el canuto el viento desapareció.
Subimos por la senda que lleva al poblado y Pedro nos hizo una reseña de la historia del lugar y del carácter de sus habitantes. También dimos en esta ocasión la primera lección sobre la familia de los Quercus: encinas, alcornoques y quejigo. Al menos hemos aprendidos a diferenciar quejigos y alcornoques.
Pasamos luego por los restos del Molino de Mondo dónde descubrimos el cao y el cubo.


Todo el tiempo nos acompañó el sonido del agua que llevaba el arroyo Garganta de Pasadalallana el cual atravesamos después de pasar por el Poblado.
El Poblado es hoy una zona recreativa, donde se han reconstruido las antiguas casitas que se pueden alquilar.
Allí pudimos ver el antiguo horno de pan reconstruido y un hermoso fresno.


Más tarde llegamos a la zona donde se encuentra la ermita casi destruida y desde allí enfilamos un sendero que nos llevaría a la Laguna del Moral.
Nos encontramos algunos quejigos sorprendentes como el Quejigo de las dos patas o el Alcornacal de la Laguna del Moral, todos ellos catalogados dentro de Arboles y arboledas sigulares de Andalucía.

La Laguna del Moral, aún con abundante agua, es un remanso de paz. De origern tectónico está rodeada de un bosque donde abundan laureles, alcornoques y quejigos, tapizados de musgos y cubierto de helechos.
Poco después alcanzamos una pista forestal por donde llegamos al autobús.
Volvimos a El Aljibe donde disfrutamos de una bien merecida comida.