Como en esta ocasión no hubo transporte común, nos encontramos todos en la venta Julián (El Bosque) para desayunar. Íbamos repartidos en ocho coches desde las distintas localidades de la provincia y allí nos reagrupamos en seis. Siguiendo la A-372, dirección Ronda, volvimos a reagruparnos en la venta El Alamillo, desde donde nos dirigimos a los Llanos de las Ánimas por una pista forestal, inicio de la ruta.
Entre la bruma de la mañana y después de escuchar a nuestro guía Pedro Sánchez, el cual nos dio una explicación general del sendero, comenzamos a caminar por la margen derecha del río Gaduares o Campobuche que después de las lluvias primaverales aparecía con un buen cauce.
Siempre a la derecha del arroyo y entre quejigos, alcornoques y matorral bajo, sobre todo de majuelos, nos fuimos adentrando en el bosque, disfrutando del canto de los pájaros en la mañana, el sonido del agua, el verdor del suelo y algunos prados tapizados de todo tipos de flores hasta llegar a la laguna grande de Campobuche o Pantanillo que en realidad es un presa hecha en 1923 para almacenar agua destinada a la construcción del embalase de Montejaque. No podemos olvidar la sorpresa que todos sentimos al descubrir entre el matorral pequeñas y preciosas colonias de peonías con todo su colorido.
Tras cruzar una cancela pasamos a la provincia de Málaga y por una amplia pista accedimos a los montes de Los Cucaderos donde visitamos una fuente, el gran puente de La Dehesa, también de la época de la presa de Montejaque y el monumento a los Legionarios. Ya en el cortijo de los Calabazales compramos queso, descansamos y jugueteamos con los cabritos y nos enfrentamos al tramo más riguroso de la ruta, el ascenso al puerto de la Foreila o Forcila, atenuada su dureza por el gran paisaje, ahora de montañas y las cantarinas agua de otro arroyo al fondo del barranco. Ya en el descenso almorzamos, descansamos y pronto retomamos el camino en bajada para visitar la Cruz de Solano, entrar en los Llanos del Culantro donde toma protagonismo la encina adehesada en preciosos y floreados campos verdes donde pastaba el ganado vacuno, rodeados de los impresionantes farallones del Cancho del Torero. Pasamos a los Llanos de Cabrizal, donde visitamos una era empedrada en buen estado y desde allí, bordeando la sierra de Los Lajares, visitando a sus pies el dolmen de Patagalana para regresar por la cañada de las Diez Pilas al Llano de las Ánimas, donde visitamos el Chaparro del mismo nombre, montamos en los choches y emprendimos regreso a los puntos de origen.
Habíamos disfrutado de un día primaveral en el que tuvimos todo tipo de paisaje, en una ruta de 19 km que no se nos hizo larga pese a que empleamos siete horas, con muchas paradas, siempre en presencia de los tres quercus más abundantes del parque: quejigo, encina y alcornoque, bajo la dirección y explicaciones de Pedro Sánchez. Los comentarios sobre la novedad de uso de vehículos propios para resolver la imposibilidad de acceso de autobús fueron positivos.
Fotografías de Amelia Amor Yuste