Por fin pudimos hacer la colada del Estrecho desde Huerta Grande hasta Tarifa, tras salvar las dificultades climatológicas vividas en el mes de abril. Veinticuatro socios nos poníamos en ruta el sábado 5 de mayo dispuestos a hacer unos 21 kilómetros, conducidos por José Antonio Martínez, que ya en el autobús nos fue informando acerca del entorno y las actividades que íbamos a hacer. Día ligeramente nublado con levante moderado, que nos acompañó todo el camino.
Desayunamos en la Venta Pinto, y ya tuvimos el primer contacto con la naturaleza al poder observar la primera colonia del Ibis eremitas en Europa, junto a la Venta.
Iniciamos nuestra marcha en Huerta Grande , término de Algeciras, complejo rural ubicado entre los Parques naturales del Estrecho y los Alcornocales. Un bosque de laurisilva y alcornoques, enclavado entre una garganta con arroyos y caídas de agua, donde se encuentra el Centro de Visitantes. Allí nos recibió Rafael, persona afable, enamorado del Parque y que supo transmitirnos sus vibraciones positivas. Durante una hora nos enseñó las instalaciones, Ornipark, un parque de iniciación a la ornitología, la maqueta del estrecho y los expositores, con continuas alusiones a las fascinantes migraciones de aves, millones de aves de toda Europa atraviesan por esta zona todos los años.
Seguidamente pusimos rumbo al Cerro del Tambor por una pista de tierra con desnivel favorable, ideal para el inicio de una marcha, la anchura nos permitió ir cómodamente charlando y disfrutando de un paisaje espectacular. Antes del Cerro, un pequeño parque de aerogeneradores y finalmente el mirador, del que no pudimos disfrutar en todo su esplendor ya que el levante siempre mete nubes en el estrecho que dificultan la visión de Marruecos y su Yebel Musa.
Tras poco más de tres kilómetros, ante nuestros ojos, la Torre de Guadalmesí del año 1577, mandada construir por Felipe II, para evitar que las naves enemigas hicieran acopio de agua en el arroyo Guadalmesí, único en la zona con tan preciado líquido, “al enemigo ni agua” . Tuvimos que hacer algún pequeño equilibrio para atravesarlo.
Al llegar a la torre, un marco incomparable, los acantilados, las aguas azul turquesa y los famosos flysh, plataformas de abrasión que se originan por el choque de las placas tectónicas que aquí convergen y la desigual resistencia a la erosión de los materiales. Únicos en España junto a los del Geoparque de la costa Vasca.
Antes de las tres y en la punta Oliveros, el punto más cercano a África, devoramos nuestros deseados bocatas. Pronto reiniciamos la marcha, disfrutando en todo momento de espectaculares vistas.
A un buen ritmo llegamos a Tarifa, eran las 16,30. Teníamos tiempo para degustar los pasteles de la “Tarifeña”. Además, algunos nos acercamos a la Isla de las Palomas para disfrutar del espectáculo de kitesurfing en la playa de los Lances.
Un día con temperatura agradable, en un enclave natural mítico y con compañía de primera.
Fotografías de Amelia Amor y de Francisco Arriaza
Video de Francisco Arriaza
Fotografías de Manolo Cubero