“SENDERO DE GRAZALEMA A BENAMAHOMA POR EL PINSAPAR”
El viernes 5 de abril de 2024, un grupo de 29 socios y socias realizaron el sendero del “Pinsapar”. En esta ocasión fuimos guiados por nuestro compañero Francisco Javier García Hernanz.
Quizás el más emblemático de los senderos de la provincia de Cádiz. Partiendo de una antigua cantera situada a unos dos km de Grazalema, ascendimos por una severa pendiente unos 1,5 km hasta el Puerto de las Cumbres, paso natural a la vertiente norte de la sierra del Pinar, desde donde la vista es soberbia, permitiendo ver la Serranía de Ronda a nuestras espaldas, la Sierra de Zafalgar frente a nosotros y las crestas de la Sierra del Pinar con el Torreón, pico más alto de la Provincia de Cádiz. A partir de ese punto, el sendero comienza a descender, primero en suave pendiente atravesando la impresionante masa de pinsapos que tapiza la ladera de la Sierra y que constituye el Área de Reserva del Parque y, desde el cerro de los Vientos, iniciamos el descenso por una pista forestal con pronunciadas pendientes hasta el pueblo de Benamahoma.
Tuvimos la posibilidad de adentrarnos en el pinsapar, donde nos llamó la atención la escasa luz que penetra en el bosque. El pinsapo pertenece a una de las nueve especies de abetos que viven en las montañas que circundan el Mediterráneo. En concreto, ésta especie sólo se encuentra en Andalucía en la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema, donde se extiende en más de 400 ha., sobre la Sierra del Pinar. Generalmente se ubican en laderas norte, protegidos de la excesiva insolación y la consiguiente pérdida de humedad, lo que genera un bosque denso y umbrío en el que los ejemplares compiten por la luz, dejando sin hojas sus ramas más bajas y un sotobosque escaso y reducido a unas pocas especies. Los bosques de pinsapos estuvieron mucho más extendidos hace millones de años, cuando las condiciones climáticas eran muy diferentes a las actuales. Se trata, pues, de un vestigio de aquellos tiempos, una joya botánica restringida a un área de distribución muy reducida entre el Sur de Andalucía y las montañas del Rif en Marruecos.
Más adelante, los pinsapos cedieron el protagonismo a encinas y quejigos, descendiendo ya por una pista en busca de la pequeña población de Benamahoma. Sobre los tajos de la sierra pudimos ver a las chovas y los buitres volando en círculos, como observándonos atentos.
Para poder disfrutar con tranquilidad del sendero, decidimos no comer en ningún restaurante si no hacerlo a mitad del recorrido en el Puerto del Pinar.
Nos gustaría destacar el magnífico ambiente entre los participantes y el día climatológico tan bueno del que disfrutamos, aunque con algo de calor al final de la jornada.